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Hace unos días la Federación Salud Mental Castilla y León organizó una jornada ‘Mujer y Salud Mental’ a la que nos invitaron a participar con el fin de visibilizar los pasos que estamos dando en material de igualdad de género y salud mental. Camino Cotillo, técnico del área de Empleo y Formación y Susana Sixto, Educadora Social de la entidad, intervinieron en diferentes mesas redondas en las que se reflexionó sobre la necesidad de incluir la dimensión de género, excluida durante mucho tiempo, en cuestiones relacionadas con la salud mental.

Camino Cotillo, técnico del área de Empleo y Formación, denunció la invisibilidad de la mujer en el ámbito laboral. Cotillo comentó que según los datos de participación, el número de hombres que llegan al área de Empleo y Formación dobla al de mujeres. «Durante el 2017, de los más de 500 usuarios que han pasado por el área, tan sólo el 34% eran mujeres mientras que más del 60% eran hombres». Ese es el mayor problema que tienen las mujeres con problemas de salud mental, explicó Cotillo, la falta de visibilidad.  «Cuando una mujer llega al área de Empleo cuenta con numerosos recursos para la inserción laboral, el problema es que un porcentaje altísimo de mujeres no llegan y así es muy dificil poder ayudarles».

Cotillo incidió en la necesidad de trabajar muy duramente para conseguir la visibilidad de la mujer con problemas de salud mental. Para ello, comentó que se están implementando medidas como incorporar la perspectiva de género en la programación de cada área de trabajo, así como sensibilizar de la importancia del empleo como recurso que ayuda al desarrollo profesional y personal.

Por otra parte, Susana Sixto, Educadora Social de la entidad, habló sobre igualdad de género en salud mental. Centró su intervención en la buena práctica que ha puesto en marcha El Puente con el fin de generar conciencia y trabajar la igualdad de género transversalmente en todas las áreas de la entidad. Sixto explicó que la buena práctica se dirigió a mujeres y hombres con problemas de salud mental y con edades comprendidas entre los 20 y los 60 años. Se trabajó con ellos conceptos como el sexo, género, socialización de género… y se identificó, mediante contenidos teóricos-prácticos, estereotipos y micromachimos que les acompañan en su vida diaria. El primer dato con el que se encontraron y que ya visibilizó una gran desigualdad fue el nivel de participación, mayoritariamente de hombres, que son los que más presencia tienen en todas las áreas de la entidad.

Sixto explicó que la buena práctica se dirigió a mujeres y hombres con problemas de salud mental y con edades comprendidas entre los 20 y los 60 años. Se trabajó con ellos conceptos como el sexo, género, socialización de género… y se identificó, mediante contenidos teóricos-prácticos, estereotipos y micromachimos que les acompañan en su vida diaria. El primer dato con el que se encontraron y que ya visibilizó una gran desigualdad fue el nivel de participación, mayoritariamente de hombres, que son los que más presencia tienen en todas las áreas de la entidad. Este hecho, apunta Sixto, nos recuerda lo importante que es seguir trabajando para lograr visibilizar a la mujer que por el hecho de padecer un problema de salud mental tiene doble discriminación.

 

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