Qué cuentan los niños de la salud mental? Hace unos años los alumnos de Infantil y Primaria de los colegios de Tudela de Duero, en Valladolid, mostraron su visión de la salud mental a través de una serie de cuentos que escribieron y personalizaron con dibujos e imagenes. Una iniciativa que surgió del taller prelaboral Pinoduero en su afán de sensibilizar a favor de la salud mental.
Fruto de este trabajo nacieron 23 cuentos que han sido editados en un pequeño libro que pretende acercar la salud mental a los más pequeños, que sean ellos, los niños, los que aprendan a aceptar las diferencias, conocer y facilitar la integración de los colectivos más necesitados. ¿Qué cuentan los niños de la salud mental? es un recopilatorio de cuentos que queremos compartir contigo. Una vez al mes publicaremos en este espacio un cuento.
La Ardilla Pintilla
La ardilla pintilla vive en un árbol, está todo el día trabajando y jugando, así que cuando llega la noche y se va a la cama en vez de dormir, sigue trabajando y trabajando. Pintilla está agotada pero no puede parar, tiene una vocecilla en su cabeza que le dice: tienes que hacer la comida, limpiar la casa, jugar al parchís, hacer un puzle…Y Pintilla pensando en todo lo que tiene que hacer sigue haciendo cosas.
Por la mañana va al mercado nada más que sale el sol y corriendo y saltando va de puesto en puesto comprando todo lo que necesita. En el mercado se encuentra con su amigo el zorro Morro, como le ve tan nervioso le aconseja que vaya a ver al búho Don Chulo, el médico, y Pintilla le pide que le acompañe.
A las cinco de la tarde de ese día van a la consulta del doctor, donde Pintilla no deja de moverse, saltar, correr…En cuando el doctor sale a recibirle y ve lo que hace dice: Ya se la enfermedad que tiene usted, se llama Hiperactividad, y su amigo el zorro Morro muy preocupado le pregunta: ¿Cuál es la solución? ¬–¡Es muy fácil! Tendra que tomarse 6 gotas de limon, 2 cucharadas de miel y lo más importante, dormir todos los dias, y una infusión responde el doctor. Pintilla y Morro se fueron muy contentos de la consulta y ese mismo día empezó a tomar la medicación.
Pasados tres o cuatro días ya se puso buena, ya podía dormir por la noche y jugar como el resto de ardillas. ¡Ah! Y por supuesto visitó a su médico psiquiatra siempre que lo necesitó.