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La prevención y el duelo por suicidio es una de las principales demandas. “Se percibe menos dificultad para hablar. Cada vez hay más conciencia social”, Lourdes Abarquero, psicóloga

Hay más personas que solicitan ayuda. Y esa percepción se nota en todos y cada uno de los programas que El Puente Salud Mental Valladolid desarrolla para prestar una atención psicológica con el fin de mejorar el bienestar emocional de las personas con problemas de salud mental. Uno de los programas en activo con más número de demandas es el ‘Programa de Apoyo Psicológico desde el Proyecto de Vida de las Personas con Problemas de Salud Mental’, financiado por la Consejería de Sanidad.

La aceptación de problemas de salud mental, el duelo por suicidio, la gestión emocional, así como el afrontamiento de episodios estresantes son algunas de las demandas más frecuentes. “Hay más personas que buscan generar alivio y fomentar el desahogo emocional”, explica Lourdes Abarquero, psicóloga de la entidad.

El objetivo del programa es prestar los apoyos psicológicos para mejorar el bienestar emocional, personal y social de las personas con problemas de salud mental, así como su calidad de vida e inclusión en la comunidad.

Ofrecer una atención psicológica tanto a las personas con problemas de salud mental como a sus familias, es uno de los objetivos específicos del programa.

Prevención y duelo por suicidio

Dentro de las demandas, la prevención y el duelo por suicidio es una de las que más se da. “Hay menos dificultad para hablar del suicidio. Cada vez más, se van rompiendo barreras. Antes se intentaba ocultar y ahora se nota que a nivel social se está tomando más conciencia”.

Las personas con ideación suicida creen que no hay salida. “Expresan que lo han intentado todo, sin éxito y buscan en el suicidio una solución permanente a un problema temporal. Son personas que no buscan morir, sino dejar de sufrir. Estas frases que pueden resultar muy manidas, resumen muy bien la realidad del suicidio”, apunta Abarquero.

La apertura a la hora de hablar, el hecho de concienciar y compartir el problema hace que las personas que lo padecen no se vean como casos aislados. “Un pensamiento habitual en relatos asociados al suicidio es que antes había más indefensión. El pensar que es una situación que sólo vivo yo, que si lo comparto o lo verbalizo soy juzgado, incluso culpabilizado… hace que me aísle por miedo a la reacción social”, añade Abarquero. “Hablar de ello hace que las personas vean que no están solas y que, con los apoyos necesarios, se puede encontrar un espacio seguro para retomar su proyecto de vida”.

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