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Después de más de siete meses de ingreso hospitalario en psiquiatría por una depresión, y cuando ya empezaba a atisbar la recuperación, Begoña Alonso lo tuvo claro: «Tenía dos opciones. O seguía en mi zona de confort o me decidía a luchar para mejorar mi calidad de vida». Optó por la segunda y decidió cambiar el rumbo de su vida.

Una de las primeras reacciones fue acudir a la asociación El Puente Salud Mental Valladolid, en concreto a uno de los talleres que gestiona en Medina de Rioseco. «Al llegar allí mi vida cambió. Empecé a recuperar la ilusión por vivir. La actividades, el apoyo psicológico, las relaciones sociales…»

Todo ayudó para que Begoña viera luz al final del túnel. Y aquel túnel guardaba más sorpresas. «Meses después me hablaron de un taller de formación en la sede de El Puente, en Valladolid, para acceder al mercado laboral. Algo impensable hace tan sólo unos meses. No lo dudé ni un momento y me fui a Valladolid». Y lo consiguió. Un puesto de trabajo que «me ha devuelto la ilusión de vivir, que me ha ayudado a recuperar a mis hijos, a sentirme autónoma, independiente y una persona competitiva, con inquietudes…». El Puente, dice Begoña, «me tendió una mano y me cambió la vida». Trabajar me ha devuelto mi vida.

El acceso al empleo también ha sido el principal hito de Elena Hernádez, la que después de 20 años en su puesto de trabajo habitual se encontró con un certificado de discapacidad por un problema de salud mental acompañado de una discapacidad física. «Se me cayó el mundo a los pies. ¿Qué iba a ser de mi vida? ¿Dónde iba a trabajar ahora? Me hablaron de El Puente, de su área de Empleo y Formación y no lo dudé. Elena reconoce que llegó a la entidad desmotivada, sin ilusión y con mucho miedo. «Lo primero que me dieron fue apoyo psicológico, trabajaron aspectos como la motivación, la superación… y desde el primer momento me dejaron claro que yo podía volver a trabajar». Y así fue. Elena encontró trabajo y fue, dice, «su mayor salvación».

Para Primitiva Casado el acceso al empleo también dio un giro a su vida. «No me valoraba nada, la falta de trabajo me hacía sentirme inferior».

Begoña, Elena y Primitiva son sólo tres ejemplos de mujeres con problemas de salud mental que han luchado por salir adelante. El Puente aporta las herramientas para que puedan escribir sus propias historias en femenino singular.

El Puente Salud Mental Valladolid ha cerrado 2018 con más de 183 contratos laborales el pasado año, lo que significa un incremento de un 30% frente al ejercicio de 2017, que ya había terminado con unas estadísticas muy destacadas. Unos datos que reflejan la apuesta clara de la entidad por la inclusión laboral de personas con problemas de salud mental o en riesgo de exclusión social.

Desde el área de Empleo y Formación de la asociación, han orientado y formado a cientos de personas a los que han ayudado a alcanzar su desarrollo profesional en una sociedad donde el trabajo es un factor fundamental de inclusión social.

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