Este sábado, día 5 de diciembre, se celebra como todos los años el Día Internacional del Voluntariado, fecha implantada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde hace ya más de tres décadas.
En esta ocasión, esta jornada reivindicativa llega en un año marcado de forma decisiva por la pandemia del COVID-19, que ha modificado la forma que tiene de relacionarse la sociedad, no sólo en cantidad sino en calidad. Las relaciones sociales se han debilitado, debido a las nuevas condiciones en las que deben realizarse para garantizar la higiene y la seguridad sanitaria, por lo que la manera de relacionarse se desarrolla, fundamentalmente, a través de recursos tecnológicos.
«La figura del voluntariado es una vía de escape para todas estas circunstancias. Permite potenciar las habilidades sociales y aumentar la red personal que tan afectada y dañada se ha visto por la pandemia», señala Susana Sixto, educadora social y responsable del Programa de Voluntariado de El Puente Salud Mental Valladolid, asociación que se une a las celebraciones de esta jornada.
En el caso de la entidad vallisoletana dirigida a mejorar la salud mental, la figura del voluntariado permite ofrecer actividades y recursos que resulta más complicado desarrollar en un ámbito privado. Se ha notado, durante todo el presente año y especialmente durante los últimos meses, un mayor interés de personas que quieren colaborar en el programa del voluntariado de la entidad. «Entendemos que la pandemia ha puesto en valor sentimientos de solidaridad, altruismo… y de querer hacer algo en pro de la sociedad. Además, hemos visto que las últimas incorporaciones son perfiles más jóvenes con habilidades más definidas», apunta Sixto, como una de las consecuencias positivas de la pandemia.
De esta forma, la figura del voluntariado consigue dar respuesta a esa falta de relaciones sociales que ha acarreado la pandemia y los diferentes grados de restricciones que se han ido aplicando. En el ámbito de la salud mental, permite ayudar a personas que antes apenas se relacionaban con nadie, ya exclusivamente lo hacían de manera telemática, y ahora se ha visto cómo ha aumentado su capacidad de interactuar y de relacionarse con el beneficio que ello implica.
Finaliza un año 2020 en el que marzo supuso un antes y un después en el desarrollo normal de las actividades presenciales del programa de voluntariado. Adaptarse a las nuevas circunstancias fue un reto que las entidades sociales, entre las que se encuentra El Puente Salud Mental Valladolid, tuvieron que afrontar gracias a acciones telemáticas. Con la reapertura y en fase de desescalada se hizo una apuesta firme por un programa de actividades al aire libre que facilitara el desarrollo de las mismas, con actividades deportivas, lúdicas, de ocio… y una fuerte implicación por parte de los voluntarios.